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Apnea del sueño y salud bucal, ¿Qué tienen en común?

La apnea del sueño es un trastorno respiratorio más común de lo que parece, pero a menudo subestimado. Seguro que has escuchado hablar de este problema, pero puede, que no sepas específicamente en que consiste.

Las apneas del sueño o AOS, son interrupciones repetidas en la respiración durante el sueño. Pueden durar unos simples segundos, pero también, minutos. Y no solo esto, estas interrupciones respiratorias, son reiterativas. Es decir, se repiten varias veces a lo largo de las horas de sueño. Estas pausas, impiden que el cuerpo reciba la cantidad adecuada de oxígeno y que el descanso sea verdaderamente reparador.

Ahora que ya sabes de que se trata, vamos a entrar en más detalles.

El tipo más frecuente es la apnea obstructiva del sueño (AOS), que ocurre cuando las vías respiratorias superiores se bloquean parcial o totalmente. Sin embargo, también existe la apnea central, en la que el cerebro no envía las señales adecuadas a los músculos encargados de la respiración.
Ambos tipos, provocan graven consecuencias en la salud general. En los primeros estudios, solamente se relacionaba la apnea del sueño con problemas cardiovasculares, metabólicos o neurológicos; Sin embargo, a día de hoy, con los avances y las numerosas investigaciones, podemos asegurar que sus efectos son visibles hasta en la salud bucodental.

Causas y factores de riesgo de la apnea obstructiva del sueño

La apnea obstructiva del sueño se produce principalmente por un bloqueo físico de las vías respiratorias. Este bloqueo puede deberse a diferentes factores, por ejemplo:

  • El exceso de grasa alrededor del cuello.
  • Amígdalas o adenoides grandes: Especialmente ocurre en niños.
  • Mandíbula pequeña o retrógrada.
  • Obstrucción nasal.
  • Alergias crónicas.
  • Factores de estilo de vida: El consumo de alcohol, tabaco o sedantes relaja los músculos faríngeos, incrementando el riesgo de colapso.
  • Posición al dormir: Dormir boca arriba favorece que la lengua se desplace hacia la parte posterior, obstruyendo el paso del aire.

Consecuencias generales de la apnea del sueño

Diversos estudios han demostrado que la apnea del sueño aumenta el riesgo de hipertensión arterial, arritmias, insuficiencia cardíaca... La falta de oxígeno y los microdespertares constantes generan estrés oxidativo y sobrecarga cardiovascular.

Asimismo, se ha asociado a un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y síndrome metabólico, ya que altera la regulación de la glucosa y favorece la resistencia a la insulina.

La interrupción del sueño profundo repercute directamente en el cerebro. La persona con apnea puede sufrir problemas de memoria, falta de concentración y cambios en el estado de ánimo.

Consecuencias bucodentales de la apnea del sueño

Una de las consecuencias más desconocidas, pero de gran importancia clínica, es la relación entre la apnea del sueño y la salud bucodental. Las alteraciones respiratorias nocturnas pueden dar lugar a diversos problemas orales, como, por ejemplo:

  • Sequedad bucal (xerostomía): Las personas con apnea suelen respirar por la boca mientras duermen, ya sea por obstrucción nasal o por el esfuerzo de captar aire. Esta respiración bucal crónica reduce la producción de saliva, lo que genera sequedad bucal. La saliva cumple un papel esencial en la higiene natural de la boca: neutraliza los ácidos, controla la proliferación bacteriana y protege el esmalte dental. Su ausencia prolongada puede favorecer la aparición de caries, mal aliento y sensibilidad dental.
  • Caries dentales: Sin suficiente saliva, los dientes quedan expuestos al ataque de los ácidos producidos por las bacterias.
  • Gingivitis y periodontitis: La falta de oxígeno y la disminución de flujo salival alteran las defensas locales de las encías, permitiendo que las bacterias patógenas prosperen. A largo plazo, esto puede causar inflamación, sangrado y pérdida de piezas dentales.
  • Bruxismo y dolor mandibular: El esfuerzo inconsciente por abrir las vías respiratorias puede provocar una contracción excesiva de los músculos mandibulares. Esto conlleva desgaste del esmalte, dolor facial, rigidez muscular y trastornos temporomandibulares, además de agravar los síntomas del insomnio.
  • Halitosis: La combinación de sequedad bucal, acumulación bacteriana y enfermedades periodontales genera con frecuencia mal aliento persistente.

Tratamientos y prevención desde la odontología

El abordaje de la apnea del sueño requiere un enfoque multidisciplinar, donde el odontólogo juega un papel clave. Algunos tratamientos y medidas preventivas incluyen:

  • Dispositivos orales de avance mandibular: En casos leves o moderados, estos aparatos reposicionan la mandíbula hacia adelante, ampliando el espacio de las vías respiratorias y reduciendo los episodios de apnea.
  • Higiene e hidratación bucal: Mantener una correcta rutina de cepillado, usar enjuagues sin alcohol y beber suficiente agua.
  • Cambios en el estilo de vida: Evitar el tabaco, el alcohol y los sedantes, y modificar la posición al dormir pueden disminuir significativamente los síntomas

Es fundamental acudir a un dentista, quien puede identificar signos orales de apnea y coordinar el tratamiento con neumólogos o otorrinolaringólogos.

Conclusión

La apnea del sueño no solo roba descanso, también puede deteriorar la salud bucal de forma silenciosa. Comprender esta conexión es clave para solucionarla.

Dormir bien es fundamental, pero respirar bien mientras se duerme lo es aún más —no solo para el corazón y el cerebro, sino también para mantener una sonrisa sana y duradera.

Apnea del sueño y salud bucal, ¿Qué tienen en común?
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